sábado, 6 de octubre de 2012

La importancia de un trasfondo II

Continuamos con los trasfondos para la partida que masteará Charlie. En este caso el personaje que llevará Luis (Tadevs) Dragolej.


Aaaah… ¿que eres cronista? así que quieres oír mi historia, viajero… Pues pídele al tabernero que acerque una buena jarra de aquel vino color rojo sangre, y dispón tus oídos a escuchar la más infrecuente de entre las leyendas más infrecuentes.

Supongo que si he de comenzar por algo, será presentándome. Mi nombre es Dragolej; sé que mi aspecto es juvenil, aunque tengo más años de los que puedo contar… No, no… no tengo inconveniente en decirte mis apellidos pero estos carecen de importancia, por ahora…

Sé que no me creerás, pero por mis venas corre sangre noble. Mi madre fue la séptima hija de una séptima hija, nacida en el seno de una familia acaudalada de Bruzalest, capital de los Reinos del Este. En mejores tiempos, la familia reinaba sobre un imperio comercial fundado por mi bisabuelo, que se basaba esencialmente en un absoluto control del monopolio del mercado de Tabaco. ¿Comienzas a atar cabos? Pues si, mi madre fue Katrina von Tannir-Tremant. No te rías, aun no hemos llegado a la mejor parte…
Siendo la séptima hija, y no muy agraciada, Katrina estaba lejos de disfrutar de la herencia familiar, así que como era costumbre por entonces, a los 19 años decidió ingresar como novicia en el Templo de Nogorvoth al servicio de Alitale, diosa de la Castidad y Pureza. Dicen de ella que tenía unas manos dotadas especialmente para la pintura y la música…
La prolongada estancia conventual de mi madre la llevó a entrar en contacto con lo mejor y lo peor del género humano. Por algún motivo que aún no alcanzo a entender, parece ser que se aficionó a la literatura barkania, y comenzó a llenar sus sueños de espíritus y magia. Gracias a sus contactos en el Templo, consiguió trabar amistad con un librero Ibbernés que le ayudó a recopilar una interesante colección de obras dedicadas al conocimiento arcano. Durante el día Katrina iba escalando posiciones en la jerarquía sacerdotal, mientras que por las noches se consagraba de lleno al estudio de las artes oscuras…
Se cuenta que una noche mi madre cayó dormida entre conjuros e invocaciones, y en su sueño se entregó voluntariamente al gran demonio Stavros, ese al que apodan “El Genio de la Música”. De su unión aquella noche nací yo, y… mi hermano gemelo Maximillianï, del que prefiero no hablar…
Así que ya ve… piel de color rojo intenso, ojos ambarinos sin pupila, una cola prensil de más de un metro, una sonrisa plagada de colmillos y un par de cuernos entorchados que giran en torno a mis orejas; todo gracias a papá… ¿Quejarme yo? ¡Válgame el cielo! Pues claro que no; podría ser peor, mis proporciones son apolíneas y al menos no tengo patas de cabra…
Existen lagunas en mi memoria con respecto a mi infancia. Desconozco cómo sobrevivimos a aquello mi hermano y yo. Sé que mi madre fue expulsada del Templo, repudiada por la orden y
lapidada por las calles. Aun así llegó a anciana. Lo último que supe de ella es que se convirtió en una beata caritativa y penitente, y que murió felizmente casada con un granjero nasyr, cuidando de una pequeña plantación de tabaco a las afueras, y con 2 nuevos hijos: una sacerdotisa de Alitale y un clérigo de Maldor. Ambos completamente humanos.
El resto es Historia, como suele decirse. Mi hermano y yo nos criamos como ratas callejeras, errando de capital en capital, acostumbrados a vagar por las sombras, rechazados por nuestro aspecto, y… aficionados a hurgar en bolsas ajenas. Recuerdo que caminábamos junto al río Vert cuando encontramos a un bardo demasiado borracho como para levantarse del charco de sus propios vómitos. Maximillianï decidió quitarle su laúd, a lo que no encontró resistencia alguna. Nunca había tenido interés por la música pero recuerdo que sus dedos hicieron magia sobre las cuerdas de aquel ajado instrumento. Supongo que le viene de familia… Hoy se gana así la vida, y es uno de los cantores más cotizados a este lado de la ciudad.
En lo que a mi respecta, he ido perfeccionando poco a poco mis técnicas como “amante de lo ajeno”, y creo que se me da bastante bien…
¿Un objetivo en la vida? Creo que con “vivir” es suficiente, aunque si me preguntas por un deseo, me encantaría vérmelas con mi padre y tener la oportunidad de ajustarle las cuentas…
Y eso es todo, supongo que esa es mi historia.
¿Qué te pasa? ¿Por qué te palpas tanto? Ah… que quieres pagar el vino… ¿No será ésta la bolsa que estas buscando?

Por Tadevs.



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